De: BRENDA CALMAN
Un comentario de autor
El presente material escrito no busca ofender, denigrar, estigmatizar o encasillar a un grupo particular. Los personajes, si bien son fruto de la imaginaciĆ³n, beben de la experiencia propia y de la vida cotidiana.
El contenido de la presente obra toma experiencias y relatos, sueƱos y fantasĆas; la finalidad radica en el entretenimiento y la exploraciĆ³n. Esta breve historia intenta explorar otra manera de aproximarse al otro, busca otra manera de amar, odiar, vivir y morir.
Este escrito corresponde a la primera parte de 3 escritos, por lo cual el final de este primer texto es el inicio de una continuaciĆ³n ya formulada y pensada para concluir en el Ćŗltimo "libro".
Brenda Calman.
CapĆtulo I
12 de febrero de 2020
Es miĆ©rcoles, mitad de semana... Los problemas con Isabella han aumentado. Creo que desde hace dos meses no habĆa vuelto a escribir con tanto dolor de cabeza, todo por su ego, su odio y sus tonterĆas... ¿IrĆ³nico, no? Cuando el psicĆ³logo me recomendĆ³ escribir un diario nunca pensĆ© que serĆa tan deprimente. Ver cĆ³mo no he podido tomar el valor para terminar con ella, ver cĆ³mo ha hecho tanto drama hasta de la cosa mĆ”s pequeƱa, ver cĆ³mo lo que fueron cintas blancas se habĆan tornado en vulgares cadenas.
13 de febrero de 2020
Jueves... Casi llega el fin de semana, pero el viernes las cosas van a cambiar... Lo he decidido ya; Isabella y yo no podemos seguir juntos.
Mientras estaba en el trabajo lo meditĆ© y estoy decidido a terminar con esta relaciĆ³n tĆ³xica. Cuando la conocĆ era tan atenta y alegre, pero no sabĆa que debajo de esas sonrisas y besos habĆa una mujer tan posesiva y dramĆ”tica; hora que se aproxima el "dĆa del amor y la amistad" veo tan evidente que lo nuestro no tiene nada de amor, nada de amistad.
Eran las 7 de la noche. Estaba alistando mis cosas para salir del trabajo. La empresa NingWan-Tech se toma muy en serio la seguridad y la imagen de la empresa, por lo que nuestros dispositivos mĆ³viles se quedan bajo llave.
CaminĆ© atreves de aquĆ©l pasillo que derrochaba sobriedad y que estaba tan limpio que parecĆa reciĆ©n instalado. CĆ³mo era costumbre, y en ello me remito a los Ćŗltimos 6 meses. al encenderlo recibĆ de golpe mĆ”s de 60 mensajes y 25 llamadas perdidas.
Hace mucho que esto no me preocupa. De los 66 mensajes recibidos 63 eran de Isabella, las 25 llamadas, como era de esperar, tambiƩn.
Sin embargo, 3 mensajes eran de mi mejor amigo, Fernando. AbrĆ WhatsApp para atender sus mensajes:
"PƔsatela bien, Bro. Me saludas a la bruja. Jsjsjsjsjs" "Nocierto, pero si quieres sicirto :v"
"El domingo nos vemos sin falta, y te cuento cĆ³mo me fue con las morras."
Sus mensajes siempre tenĆan ese humor caracterĆstico e imperante de la cultura actual. Si bien en ocasiones me molestaba no poder hablar de forma "mĆ”s seria", cierto es que siempre encontrĆ”bamos la forma de entendernos.
Fernando era mi amigo desde la primaria. Pasamos juntos prĆ”cticamente mĆ”s de una dĆ©cada y media. A nuestros 26 aƱos podrĆa decir que es la persona con la que mĆ”s he pasado tiempo fuera de mi familia. Era un idiota, sobre todo con las mujeres, pero independientemente de eso era un gran amigo, tal vez el mejor que alguien puede desear.
Siempre que necesitaba algo Ć©l estaba ahĆ para mĆ. De hecho,"La bruja" fue el apodo que Ć©l le puso a Isabella despuĆ©s de que le contĆ© la primera vez que me hizo una escena. Eso tendrĆa como dos meses, estĆ”bamos Isa y yo viendo una pelĆcula en Netflix, cuando mi telĆ©fono sonĆ³. Era el nĆŗmero de Fernando, por lo que contestĆ© con confianza y en altavoz.
-Hola, ¿Eres DamiĆ”n?- ComentĆ³ una voz femenina. Isabella volteĆ³ inmediatamente con una mirada cortante. -S..., sĆ ¿QuiĆ©n habla?- ContestĆ©.
-¡Ah, hola! Soy Camila...-
-¡¿QuiĆ©n es esa zorra, DamiĆ”n?!- GritĆ³ Isabella mientras me arrebataba el celular.
-No lo sĆ©, no sĆ©, es el nĆŗmero de Fernan...-
-¡¿CĆ³mo no vas a saber?! ¿Me quieres ver la cara de estĆŗpida?-
-CƔlmate, Isa- Repuse intentando tomar mi celular.
-¿QuiĆ©n te crees, zorrita de cuarta? ¿Acaso piensas que una perra va a quitarme a DamiĆ”n de mi lado?- AmenazĆ³ Isabella a la persona del otro lado del telĆ©fono. -Isabella, cĆ”lmate, es el nĆŗmero de Fernando, seguramente es alguna conocida de Ć©l.-
-¡¿Y todavĆa la defiendes?!- RespondiĆ³ Isabella mientras aventaba el celular violentamente a mĆ cara.
-¡QuĆ© chingados te pasa!- RespondĆ tras el impacto, - ¿Acaso te volviste loca?-
-LlĆ”mame loca una vez mĆ”s y te voy a arruinar la vida.- RespondiĆ³ Isabella aĆŗn con odio en su mirada. -¿Crees que no sospecho de ti cuando sales tan tarde del trabajo?, Tu salida es a las 7, ¿Por quĆ© ves mis mensajes hasta las 7:10? ¿Con quiĆ©n mĆ”s chingados estĆ”s hablando, DamiĆ”n? ¿Eh? El otro dĆa que te esperĆ© afuera del trabajo venĆas hablando con una perra, ¿Es ella, no? ¡Responde!-...
El resto, bueno... Se puede resumir en amenazas, mi frente con una herida por el impacto del celular y una sensaciĆ³n de impotencia por lo sucedido. "La bruja", un tĆtulo que se ganĆ³ a pulso, segĆŗn Fernando, por "haber cambiando de una dulce 'abuela' a un verdadero dolor de huevos".
Simplemente respondĆ a sus mensajes con un sticker y un "Nos veremos el domingo, cuĆdate. Si necesitas algo me avisas. Ah, y por cierto, no te pases de verga con las morras".
DecidĆ abrir el chat de Isabella. IgnorĆ© prĆ”cticamente todos los mensajes. Los "vi de pasada" solo para escribirle: "Estoy saliendo del trabajo, no ha pasado nada con nadie." Al momento viĆ³ el mensaje y me llamĆ³ por telĆ©fono.
-¿QuĆ© pasa, Isabella?-
-Me tenĆas preocupada, pensĆ© que se te habĆa olvidado pasar por mĆ para ir a cenar. O, peor aĆŗn, que alguna zorrita se te atravesara en camino. Pero bueno, amorcito, ¿Ya vienes por mĆ? Obvi me arreglĆ© para ti.-
-SĆ, ya voy para allĆ”...-
-¡¿QuĆ© pasa, mi amor?!, ¿No estĆ”s emocionado? Pues deberĆas, porque estĆ” noche serĆ” perfecta; tĆŗ, yo nade mĆ”s.- -SĆ... Bueno, te cuelgo, voy a apurarme.-
-Ah, ¿osea que no quieres hablar conmigo?-
-No... no es eso, es que tengo que... Apresurarme, y como es viernes y 14, seguro el trĆ”fico estarĆ” pesado.- -Bueno, pero me mandas ubicaciĆ³n en tiempo real, porfis.- -...-
-¿SĆ me escuchaste, DamiĆ”n?-
-SĆ, Isabella, sĆ... Nos vemos pronto...- ColguĆ© y me tomĆ© unos segundos para respirar.
<<Solo hoy, DamiƔn... Solo hoy y podrƔs ser libre...>>
Me subĆ al modesto carro que la empresa me habĆa facilitado por parte del contrato. TomĆ© un poco de aire y acomodĆ© el retrovisor. EncendĆ la radio y me dispuse a ir camino a casa de Isabella.
Sonaba "I will survive" de Gloria Gaynor, parecĆa una canciĆ³n alentadora bajo un contexto tan asfixiante cĆ³mo lo es una relaciĆ³n podrida:
"Go on now, go, walk out the door
Just turn around now
'Cause you're not welcome anymore
Weren't you the one who tried to hurt me with goodbye? You think I'd crumble?
You think I'd lay down and die?
Oh no, not I, I will survive
Oh, as long as I know how to love, I know I'll stay alive I've got all my life to live
And I've got all my love to give and I'll survive I will survive, hey, hey..."
SerĆan unos 40 minutos de recorrido. Las canciones y mis pensamientos difusos eran lo Ćŗnico que me acompaƱaba dentro del carro; un coctel de melancolĆa, desesperaciĆ³n y una ligera capa de esperanza.
Cada minuto era devorado por mi mente. <<¿Y si me hace una escena?>>, <<¿SerĆ” correcto hacerlo en un lugar pĆŗblico?>>, <<¿SerĆ” mejor esperar a estar en su casa para decirle?>> Estoy seguro que cualquiera en mi situaciĆ³n, y tras pasar tanto tiempo con una persona tan cruel dudarĆa, al menos, cada acciĆ³n posible.
Mientras pesaba en ello pasƩ por un lugar conocido como "Zona Rosa".
La canciĆ³n que sonaba ahora era "Maniac" de Michael Sambello. Sin duda la selecciĆ³n musical de la radio era significativa para mi sufrimiento...
"It's a hard-won place of mystery touch it, but can't hold it You work all your life for that
Moment in time, it could come or pass you by It's a push-shove world, but there's always a chance If the hunger stays the night
There's a cold kinetic heat, struggling, stretching for the beat
Never stopping with her head against the wind She's a maniac, maniac, I sure know..."
Los locales estaban a reventar. Los antros advertĆan su despilfarro de alcohol y las personas entraban y salĆan de los hoteles en pro del amor, tal vez en otros casos esperando amarrar alguna amistad.
Un semƔforo antes de salir de esa zona un par de chicas con pelos color verde y unas ropas un tanto extraƱas pasaron coreando "Amor entre minas, vaginas unidas; machitos ardidos, nosotras unidas"...
Una de ellas volteĆ³ hacia el vehĆculo, poniendo sus ojos con cierto desprecio sobre mĆ.
-¿QuĆ© mirĆ”s, pelotudo?, ¿Acaso no habĆas visto a dos minas ser mĆ”s libres que vos?- ComentĆ³ con cierta ironĆa mientras tocaba las tetas de su amiga.
IntentĆ© fingir demencia, redirigĆ mi mirada a la carretera y esperĆ© ingenuamente a que pasaran los segundos; El semĆ”foro se pintĆ³ de verde y seguĆ mi camino.
<<Pf ...>> Pese a todo, algo de razĆ³n tenĆa esa morra, la libertad es algo que habĆa perdido en el horizonte. Estar con Isabella me ha quitado tanto la libertad de ser quien era... CrĆ©ame que es horrible cuando las personas nos devoran lentamente en pro de encajar en todos lados; peor aĆŗn si esa libertad es devorada por "la pareja que te ayudarĆa a ser tĆŗ mismo".
CapĆtulo II
LleguĆ© a casa de Isabella. Ella estaba afuera, esperando. -Te venĆa viendo por el celular, mi amor, quĆ© bueno que llegaste a tiempo.- Comentaba Isabella mientras subĆa al vehĆculo.
El trayecto al restaurante fue pesado, tedioso. Ella actuaba como si nada mientras veĆa meticulosamente el carro en busca de "alguna seƱal de alarma".
Mi mente seguĆa en discordia sobre lo que pasarĆa, sobre lo que habrĆa de pasar en aquĆ©l restaurante.
Llegamos a nuestro destino, un restaurante situado a unos escasos 20 minutos de la casa de Isabella. Era uno modesto, pero de buena presentaciĆ³n. La comida italiana siempre me gustĆ³, pero con Isabella en mi vida perdĆ muchos gustos y placeres.
Dentro de todo lo malo, bueno, la pasta y los palitos de mozzarella eran bastante buenos.
La noche avanzaba y hacĆa lo posible para no revelar mis intenciones ocultas a Isabella. La querĆa fuera de mi vida, la necesitaba fuera de mi vida... Pero no soy un hijo de puta, por mĆ”s que ella me hubiera hecho tanto daƱo, yo me negaba a terminar la relaciĆ³n de mala forma.
-Isa... Tenemos que hablar de algo importante...- ComentĆ© despuĆ©s de que nos sirvieron un par de copas de vino. -¿Es sobre el asenso que te prometieron?- PreguntĆ³ Isabella con cierta desconfianza de lo que querĆa contar. -Ah, bueno, sobre eso las cosas van bien... Pero quiero hablar de lo nuestro. Creo que...-
Los ojos de Isabella pasaron de un estado a otro en un solo segundo. Las cejas parecĆan contener un odio creciente y eso, bueno, era algo preocupante.
-He aprendido mucho contigo, he vivido cosas buenas y malas, pero siento que ya no puedo seguir aquĆ, creo que deberĆamos terminar.-
Isabella lanzĆ³ una ligera risa contenida, casi nerviosa. Me mirĆ³ fijamente y contenido el grito vociferĆ³ lentamente: -Piensa MUY BIEN lo que estĆ”s diciendo, DamiĆ”n, porque te puedes arrepentir por el resto de tu vida.-
-Eh... Mira, Isabella, es algo que he tenido en mente desde hace semanas... Al principio pensĆ© que era la rutina lo que me hacĆa sentir incĆ³modo en la relaciĆ³n, pero luego tus ataques, tus gritos, tus celos... Carajo... Hasta el sexo se volviĆ³ algo de presiĆ³n y control por tu parte... No me dejas tiempo para mĆ, desconfĆas hasta de tu sobra, Isabella.-
-¡Bien!.- Isabella quebrĆ³ la copa de vino en su mano. El sonido agĆ³nico de la copa se hizo eco en las mesas vecinas y la sangre de Isabella se mezclĆ³ con el nĆ©ctar frutal.
Todos miraron la escena; ella lo sabĆa, ella estaba por atacar. DespuĆ©s de un silencio incĆ³modo la mesera se acercĆ³ a intervenir. Isabella la callĆ³ antes de que siquiera esbozara palabra alguna.
-No digas nada... QuƩ nadie diga nada.-
La mesera me mirĆ³ en busca de alguna explicaciĆ³n, pero la incertidumbre en mi rostro le hizo saber que yo no sabĆa que hacer ahora.
Isabella se levantĆ³, tomĆ³ de su bolso un par de billetes de 200 pesos y se los arrojĆ³ a la mesera.
-Esto lo pago yo, DamiƔn... Pero lo que viene, jamƔs lo terminarƔs de pagar.-
Isabella se fue en silencio, dejando sangre en los billetes y en el suelo. La copa partida me recordaba que, pese a sus amenazas, por fin esta horrible relaciĆ³n habĆa llegado a su fin.
DespuĆ©s de disculparme con los comensales y la mesera, y ya habiendo recuperado cierta tranquilidad regresĆ© al vehĆculo y me dispuse a ir a casa. DudĆ© por un momento si prender el radio era buena opciĆ³n, pero decidĆ partir de vuelta a casa con el tranquilo silencio de mis pensamientos llenos de alivio.
CapĆtulo III
14 de febrero 2020
Es viernes... Acabo de llegar a casa. Finalmente, finalmente se terminĆ³. Creo que esta ligereza en el pecho es un soplo de vida...
Isabella tuvo su importancia en mi vida, pero era necesario acabar con su abuso.
SĆ© que desde hoy soy un hombre nuevo, y espero que los dĆas siguientes me deparen prosperidad y calma.
Me levantĆ© normalmente, con la calma de no tener el telĆ©fono sonando por los mensajes de Isabella. Anoche, despuĆ©s de escribir en el diario, bloqueĆ© su nĆŗmero y borre todos mensajes e imĆ”genes que tenĆamos juntos. No lo niego, fue nostĆ”lgico, pero sobre todo fue algo revitalizante, algo inigualable.
Le enviĆ© un par de mensajes a Fernando, pues querĆa darle las buenas noticias y acordar la hora de nuestra reuniĆ³n el domingo para celebrar como en los viejos tiempos. Mi dĆa fue bastante tranquilo, prĆ”cticamente perfecto. La tarde se deslizĆ³ por mi departamento. Estaba viendo la pelĆcula de "Matrix Revolutions", cuando mi telĆ©fono sonĆ³. Era el nĆŗmero de Fernando.
-¿QuĆ© pasĆ³ Bro?- Le preguntĆ© a Fernando con un tono de calma
-Bro, ¿QuĆ© carajo sucediĆ³ anoche?-
-¿Por?- PreguntĆ© con cierto miedo pues poco o nada habĆa dicho yo sobre lo sucedido. -Te querĆa contar que ayer finalmente terminĆ© con Isabella y...-
-Alto, aguanta...- InterrumpiĆ³ Fernando. -La hija de puta hizo un live en la tarde diciendo que eres un violador.- -¡¿QuĆ©?!, No, no, no puede ser.-
-SĆ, wey; se puso a llorar y como unas tres mil personas la estaban apoyando. Dijo que anoche la estabas manipulando emocionalmente para ir a tu departamento a coger, y que como ha sufrido muchĆsimo contigo, entrĆ³ en crisis mientras "cenaban", quebrando una copa de vino, hiriendo su mano derecha.-
-Pero, espera, ¡eso no fue lo que sucediĆ³!-
-Dijo que te meterĆa a la cĆ”rcel, que eres violador y maltratador.-
Estaba empezando a prender el control cuando una llamada entrĆ³.
-EspĆ©rame, we, es del trabajo...- ContestĆ© la llamada de la compaƱĆa.
"¿Bueno?"
-Buenas tardes, ¿Me comunico con el seƱor DamiĆ”n Herrera?-
-SĆ, Ć©l habla.-
-Mire, habla Marcos Torres, me comunico desde el departamento de recursos humanos. La tarde de hoy, un grupo de mujeres presentĆ³ una carta de denuncia a su nombre. La seƱorita Isabella del Valle Orozco ha solicitado, bajo la ley de amparo Acceso a las mujeres a una vida libre de violencia, el cese inmediato de su cargo en la empresa. En caso de no proceder, cuenta con las facultades de arremeter en contra de la empresa.-
-Pero, dƩjeme explicarle lo que pas...-
-SeƱor DamiĆ”n, nos vemos en posiciĆ³n de revocar su puesto en la empresa. La imagen pĆŗblica es importantĆsima, y no nos podemos permitir quedar manchados por encubrimiento a un violador.-
-No soy un violador, Isabella se estĆ” inventado todo esto, por favor, dĆ©jeme explicarle la situaciĆ³n y verĆ” quĆ©...- -AsĆ mismo, el hacer pĆŗblico su despido le darĆ” una imagen excepcional a la empresa; las feministas nos aplaudirĆ”n y tendremos un apoyo mediĆ”tico como ningĆŗn otro.-
-¡¿QuĆ©?!- PreguntĆ© con coraje y escepticismo. -¿QuĆ© pasĆ³ con la presunciĆ³n de inocencia?, ¿CĆ³mo pueden hacer algo como Ć©sto?-
-Una disculpa, no hay nada que podamos hacer. En breve le llegarĆ” a su correo el documento y su finiquito. Gracias por su atenciĆ³n.-
El de recursos humanos colgĆ³ de golpe, sin siquiera querer escuchar mi versiĆ³n de la historia.
-Bueno, ¿Bro?, ¿QuĆ© pasĆ³? ¿QuiĆ©n era?-
-Carajo... Carajo... Ah... Era de la empresa... Me corrieron de mi trabajo.-
18 de febrero de 2020
Este par de dĆas no habĆa podido escribir... Me la he pasado todo el dĆa en casa, siento que estoy atrapado en una pesadilla. LlegĆ³ un citatorio para un juicio, aparentemente el caso de Isabella llegĆ³ a los grandes medios de comunicaciĆ³n; la presiĆ³n obligĆ³ a la fiscalĆa tomar cartas en el asunto. "En caso de no responder a este citatorio, la fiscalĆa tomarĆ” medidas drĆ”sticas con el fin de llevar justicia a la vĆctima".
Afuera de mi casa, en estos momentos, hay un colectivo feminista gritando y cantando cosas. Tengo un hueco en el estĆ³mago...
Mis "amigos" me han dado la espada, bueno, todos menos uno... Fernando me ha apoyado mucho, es el Ćŗnico en quien puedo confiar...
Me levantĆ©, aventĆ© mi diario en una esquina de mi cuarto. Me movĆ en silencio para ver por la ventana.
Un grupo de aproximadamente 26 mujeres gritaban, cantaban, hacĆan el circo completo.
Un par portaba una foto mĆa con la leyenda "Violador, Maltratador", otra tenĆa una foto de Isabella con la leyenda "Nosotras te creemos, unidas nos queremos". ReconocĆ a un par de ellas, las habĆa visto en zona rosa el viernes pasado mientras conducĆa a casa de Isabella. ¿Tan pequeƱo es el mundo y tan grandes son sus problemas? Malditas locas, ellas no saben quĆ© pasĆ³ realmente... Solo van como borregos idiotas obedeciendo a lobos... Carajo...
¡Crash!
Se escuchĆ³ un cristal roto. El vehĆculo que me habĆa proporcionado la empresa habĆa perdido su parabrisas. Un par de palabras con graffiti verde se posaron en el cofre: "Violador" "Machito" "Muerte al patriarcado".
CapĆtulo IV
19 de febrero de 2020
Isabella... ¿Por quĆ©?
¿Por quĆ©?
¿Por quĆ©?...
Isabella difundiĆ³ un video de nosotros teniendo sexo. AfirmĆ³ que estaba bajo el efecto de drogas y que yo las habĆa puesto en su sistema para abusar. <<¿Desde hace cuĆ”nto tenĆa ese vĆdeo?>> <<¿Por quĆ© nos grabĆ³ sin mi consentimiento?>> Obviamente yo no le habĆa dado nada, de hecho ella me obligĆ³ a coger ese dĆa. Me dijo "hĆ”zmelo como si estuviera dormida"... Hija de puta... Todo estaba planeado, todo... Ella me querĆa solo para ella, y si en algĆŗn memento esto se terminaba, mierda, ella acabarĆa conmigo.
Esa fue la gota que derramĆ³ el vaso. Las noticias hacĆan eco y eco, y las cosas cada vez mĆ”s se salĆan de control. Mi celular habĆa quedado inservible despuĆ©s de un golpe que le di por la impotencia... No sabĆa mĆ”s, no querĆa saberlo.
Afuera el mismo grupo, el mismo grupo de idiotas Ćŗtiles al actuar de mierda de Isabella...
No paraban de cantar...
No paraban de gritarme... SabĆan que estaba aquĆ, sabĆan mi rostro... Pero las hijas de perra no sabĆan lo que habĆa pasado, no sabĆan ni les importaba...
Un grupo de patrullas llegĆ³ a mi edificio, sabĆa perfectamente lo que pasarĆa. Las feministas abrieron paso y alentaron a los policĆas a "bajar a ese machito violador". TenĆa miedo, sentĆa odio.
Las escaleras del departamento sonaban a lo lejos, ¿Unos 6, 8 policĆas? Poco a poco sus pasos sonaban mĆ”s y mĆ”s cerca. Afuera, mĆ”s y mĆ”s cĆ”nticos.
¡Toc! ¡Toc! ¡Toc!
-¡PolicĆa judicial, abra la puerta, tenemos una orden de aprehensiĆ³n!-
En ese momento, los golpes se hicieron patadas, las patadas, eventualmente, abrieron la puerta. SabĆa, sabĆa que era inocente, pero tambiĆ©n sabĆa que nadie me habrĆa de creer.
Por primera vez abrĆ las ventanas, el sonido de las feministas y los medios arrumbados era ensordecedor. ¿QuĆ© carajo les pasa? MirĆ© hacia abajo, unos 6 pisos de altura...
Me seƱalaron, me venĆan con odio y ansiedad. Me veĆan igual que a un monstruo...
Los policĆas estaban afuera de mi cuarto, sabĆan que yo estaba aquĆ...
La puerta no durarĆa mucho, tenĆa miedo, tenĆa el pecho apunto de explotar.
-Estamos amados, por favor salga con las manos en alto.- EscuchĆ© detrĆ”s de la puerta mientras la manija se movĆa de un lado a otro.
-¡Por favor, lo puedo explicar!- GritĆ© con la voz quebrada, casi al punto del llanto.
La puerta se abriĆ³.
-Tiene derecho a guardar silencio.-
Dijo un agente, de bigote y con los ojos de haberse llevado el premio gordo.
-¡No, no no, ustedes tienen que escucharme!- Repuse con la poca energĆa que habitaba en mis pulmones. El agente hizo una seƱal y un tipo se acercĆ³ a mĆ con las esposas en las manos.
-¡No, no! ¡AlĆ©jate de mĆ!-
Me movĆa hacia atrĆ”s hasta tocar con la espalda la ventana de mi habitaciĆ³n.
-¡AgĆ”rrenlo!-
CapĆtulo V
Con el codo rompĆ la ventana. Algunos pedazos de ella se quedaron en mi piel. Los policĆas intentaron acercarse rĆ”pido para someterme, pero la desesperaciĆ³n solo me hizo saltar por la ventana.
La caĆda era lenta, solo veĆa todo lo que habĆa pasado. SentĆa miedo, sabĆa quĆ© pasarĆa al caer, sabĆa que ese serĆa mi final. Vi mi vida pasar, vi mi muerte tan cerca, vi la impotencia y el odio... El odio... Isabella... ¿Por quĆ© hasta en mi muerte llegas a joder?...
Todo entonces se volviĆ³ oscuro, todo se volviĆ³ un dolor que se escurrĆa por la eternidad. Solo escuchĆ© gritos, comentarios...
-¡Santo Dios!...-
-¿Desde donde se aventĆ³?...-
-Un violador menos...-
-Se hizo mierda el tipo este...-
-Abran paso, abran paso...-
-Se desmayĆ³ la muchacha de la impresiĆ³n...-
-Hasta acĆ” salpicĆ³...-
-QuedĆ³ irreconocible...-
-¡Ya no respira!-
-93-15, tenemos un 10-12, hombre muerto, hombre muerto...-
-Cierren el perĆmetro...-
-Vete a la verga, que perro asco-
-Toma foto, ahĆ, ahĆ...-
-El boludo se re´ partiĆ³ completito-
-En exclusiva, el joven acusado de violaciĆ³n, DamiĆ”n H, ha saltado...-
"..."
Todo se volviĆ³ silencio. Me sentĆa dormido, flotando, sin nada y a la vez en todo... Solo sentĆ fluir y descansar... SentĆ una sensaciĆ³n extraƱa en la frente, una especie de calor viscoso, tibio. De momento recordĆ© lo que habĆa pasado, instintivamente abrĆ los ojos.
Estaba en una habitaciĆ³n desconocida, definitivamente no era un hospital. Apenas podĆa distinguir las cosas. Solo veĆa una especie de recortes en la pared blanca y unas banderas dispuestas en la pieza.
IntentĆ© moverme, pero sentĆa dormido todo el cuerpo. <<¿QuedĆ© paraplĆ©jico?>> <<¿CĆ³mo sobrevivĆ a eso?>> Pese a no sentir mis manos, notĆ© que podĆa parpadear con cierta normalidad.
Click
Una puerta se abriĆ³ dejando ver a una chica con una taza en la mano.
CĆ³mo pude enfoquĆ© mi mirada en ella.
-¡Mariela!, Me tenĆas re' preocupada, quĆ© bueno que te despetĆ”s.- Dijo la chica con una enorme sonrisa en el rostro.
-...-
IntentƩ responder pero me costaba mover articular palabras.
-Che, tranquila, descansĆ” un poco, te acabĆ”s de despertar, llevĆ”s, posta, 6 horas asĆ.-
-¿QuĆ©... pasĆ³?- Dije con una voz un tanto rara, como nasal, casi desgarrada.
-Vos tranquila, Mari, que solo te desmayaste por la impresiĆ³n de lo que sucediĆ³ en la maƱana.-
-¿En la maƱana?- Dije con una voz un poco mĆ”s clara pero confundida.
-SĆ, ¿No te acordĆ”s? Fuimos con el colectivo a protestar a la casa del violador ese y, en un momento, llegĆ³ la yuta y se aventĆ³ el boludo por la ventana.-
-...-
-Creo que cuando vos lo viste, te impactĆ³ tanto que caĆste desmayada. Por suerte las pibas nos ayudaron a cargarte y Roxana nos dio un viaje a tu casa.-
-¿MuriĆ³?- Dije con una voz quĆ© ahora veĆa que no era para nada la mĆa.
-SĆ, obvio. No pensĆ© que terminarĆa asĆ... Pero bueno, como vos decĆs,"un machito menos es una escoria menos".-
QuedĆ© atĆ³nito, estaba confundido pero, por sobre eso, estaba empezando a sentir como poco a poco me podĆa mover.
LevantĆ© mi mano, era pĆ”lida, tenĆa una especie de tatuaje en el antebrazo. Las uƱas eran color morado, un tanto descuidadas.
-¿QuĆ© pasa, Mari?... Ah, ya sĆ©, ¿EstĆ”s buscando tu paƱoleta?- Dijo la chica mientras sacaba de una mochila un paƱuelo verde. -Ten, se te desenrollĆ³ cuando te movimos de la acera al vehĆculo.-
ExtendĆ mi mano y tomĆ© el paƱuelo verde, tenĆa una especie de mensaje en tinta morada. "Mariela" "Ni una menos".
-Yo...- Por alguna razĆ³n mi pronunciaciĆ³n era extraƱa, pues jurarĆa que se habĆa escuchado "Sho". -Yo... Creo que tengo la cabeza algo nublada.-
-Ah, no te preocupĆ©s, te traje un mate para que te recuperĆ©s lo mĆ”s pronto posible. TomĆ”, de mientras voy a avisarle a las pibas que ya estĆ”s mejor.- La chica se levantĆ³ de la cama y se moviĆ³ en direcciĆ³n a la puerta. -Besitos, hermana, ya vuelvo.-
Click
<<¿Hermana?...>>
Con los ojos mĆ”s nĆtidos pude ver la habitaciĆ³n. Era medianamente grande. Una cama en medio, con sĆ”banas blancas. En la paredes habĆan imĆ”genes de mujeres en protesta, banderas pĆŗrpuras con el icĆ³nico simbolismo feminista.
Poco a poco pude percibir aromas. OlĆa a incienso de jamaica y tĆ© verde. Con las manos ya "despiertas" toquĆ© mi frente. TenĆa una compresa rosada, tibia. Al retirarla mechones de pelo verdes cayeron sobre mi rostro.
MirĆ© hacia abajo, sentĆa los latidos mĆ”s intensos, mĆ”s sonoros y, sĆ, eran ropas femeninas. Un brassier morado cubrirĆa un par de pequeƱos pechos, y una blusa negra el resto del abdomen. TenĆa una especie de pantalĆ³n apretado, y en los pies descalzos las uƱas pintadas.
Estaba vivo, o por lo menos eso parecĆa. Me levantĆ© de la cama con cierta dificultad. Me sentĆa ligero, un poco mĆ”s pequeƱo.
Al lado izquierdo de la cama habĆa un tocador con espejo. Me mirĆ©, pero mirĆ© el rostro de alguien mĆ”s.
-Vos... Sos la chica de zona rosa, la perra que estaba afuera del departamento- "Mis" ojos dibujaban miedo, pero tambiĆ©n denotaban coraje y sorpresa. Nunca habĆa sido tan expresivo antes con una sola mirada.
TenĆa los ojos verdes, y estaban recubiertos con una especie de sombra morada. TenĆa brillitos, pero en parte se habĆan esfumado por el agua de la compresa caliente. -No puede ser- Dije con una voz que inmediatamente me recordĆ³ algo: ¿QuĆ© mirĆ”s, pelotudo?, ¿Acaso no habĆas visto a dos minas ser mĆ”s libres que vos?...
ToquĆ© este rostro con las pĆ”lidas manos que ahora poseĆa. NotĆ© mĆ”s detalles. TenĆa un septum en la nariz y los labios pintados de morado.
Dentro de mĆ pensaba cĆ³mo habĆa sido posible esto, ¿CĆ³mo terminĆ© aquĆ?... ¿SerĆ” para siempre?, ¿SerĆ” solo mi cerebro dando unas Ćŗltimas imĆ”genes antes de morir completamente?... Isabella... ¿El odio? ¿El odio a Isabella me mantuvo con vida?
Un pequeƱo mareo trajo a mi mente una especie de memoria borrosa:
-¿Viste que estĆ”n quemando en redes a un machito llamado DamiĆ”n?-
-No me digĆ”s, dejĆ”me adivinar. Hombre, blanco, sis... TĆpico Machito privilegiado.-
-Justo, y la vĆctima, que se llama Isabella, dio su direcciĆ³n y levantĆ³ una denuncia.-
-¿QuerĆ©s ir?-
-Obvio, decĆle a las minas, vamos a sacar lĆ”grimas de Machito.-
Yo... Yo era... ¿Esos son los recuerdos de este cuerpo? Me mirĆ© al espejo una vez mĆ”s, sentĆ un poco de asco. <<¿Un machito en mi cuerpo?>> Ah... No, espera... Yo soy DamiĆ”n... Pero, esos recuerdos…
Esos son los recuerdos de esta morra... ¿QuĆ© carajo harĆ© ahora?
¡Toc! ¡Toc!
-Mariela, ¿puedo pasar?- Dijo la chica que habĆa dejado tiernamente el mate unos segundos atrĆ”s, pero que en mis recuerdos, bueno, los de este cuerpo, hacĆa eco su empeƱo en joderme la vida.
-DĆ”le, pasĆ”.- Dije con cierta naturalidad, pero a conciencia de lo que decĆa.
La chica entrĆ³ con un iPhone en la mano, y mientras se acercaba a mĆ dijo:
-Las pibas se alegran de que estĆ©s bien, ¡ja!, Incluso dijeron que vendrĆan maƱana a verte, hermosa.- Una parte de mĆ se sintiĆ³ aliviada, alegre, pero otra sentĆa odio, rencor...
-MirĆ”, salimos en la TV.- La chica tomĆ³ su telĆ©fono y me enseĆ±Ć³ un vĆdeo de El Universal, bajo el tĆtulo "El caso Isabella termina en tragedia: DamiĆ”n H muere de caĆda, vĆdeo".
SentĆ terror, odio, apretĆ© los puƱos mientras veĆa el vĆdeo. La nota, la narraciĆ³n... Carajo, todo era tan perverso. La hija de perra lo logrĆ³. "Pero me las pagarĆ”s, Isabella hija de puta", pensĆ©.
En ese momento, hacen menciĆ³n a las protestas que habĆan tenido lugar un par de dĆas antes y el mismo dĆa del incidente:
"Colectivo feminista Ni Una Menos", decĆa la nota en la parte inferior izquierda.
AhĆ estĆ”bamos, mis hermanas y yo luchando contra el patriarcado... <<Espera, ¿QuĆ©? ¿Por quĆ© de pronto me siento tan bien? Es decir, lo estamos derribando, el patriarcado se va a caer; el machito pensĆ³ que serĆa intocable por sus privilegios de hombre blanco heterosexual en un mundo capitalista, pero no yo... Yo... Yo no soy machista, yo soy una feminista por convicciĆ³n y mujer por decisiĆ³n. ¿Por quĆ© de repente me siento asĆ? ¿EstarĆ” por entrar mi periodo? ¿TendrĆ© que retomar las clases de Yoga con Roxana?>>
El vĆdeo terminaba con un testimonio de Isabella: "Yo lo amaba, pero era un violador y un maltratador" DecĆa llorando,"Se aprovechĆ³ de mĆ, y aunque nunca le deseĆ© el mal, me siento tranquila de saber que mi caso de abuso alienta a las mujeres oprimidas a denunciar a sus maltratadores".
-¿VĆste, Mariela?, Nuestro apoyo ayudĆ³ a una mujer vĆctima de maltrato y violaciĆ³n, somos mĆ”s fuertes unidas... ¿Mariela?-
Estaba emocionada, nuestra lucha tenĆa efectos y poco a poco ayudĆ”bamos a las mujeres oprimidas. Tanto quilombo, ah... Todas unidas, me siento tan feliz de poder apoyar a Isabella... Isabella... Yo...
-¿Mari, estĆ”s bien?-
Mire a la chica, se veĆa un poco preocupada... Ella, esta chica... Una vez mĆ”s me sentĆ mareada, entonces... Su nombre era Valentina. Nos conocimos en el instituto, tenemos aƱos de conocernos. Al entrar a la universidad nos unimos a un colectivo feminista. Desde entonces hemos participado en marchas, fiestas, carnavales... Hace dos aƱos nos venimos a MĆ©xico, sus padres laburan para una agencia de viajes; estancia y comida es auspiciado por ellos. En su Ćŗltimo cumpleaƱos nos fuimos juntas a la torre latino, su padre le enviĆ³ un iPhone nuevo para celebrar.
Hace dos meses se puso re' mal por una ex tĆ³xica, la hija de re mil se aprovechĆ³ de ella al estar en el mismo colectivo. Le rompiĆ³ el corazĆ³n a mi hermanita... -Obvio, Vale, solo que me siento un poco aturdida.- RespondĆ con una sonrisa para calmarla.
-Ya, va, no te preocupĆ©s, irĆ© a comprar unas cosas a la plaza, ¿QuerĆ©s venir?, Creo que te ayudarĆ” un poco el aire fresco.-
-No no, anda, ve con cuidado. Yo me quedarƩ a descansar un poco y a acomodar las cosas. Lleva tu aerosol y tu celular por cualquier cosa. Si necesitas algo, me llamƔs.- -Vale, hermosa, voy que vuelvo.-
Valentina saliĆ³ de nuestro cuarto, me quedĆ© sola... TenĆa la imagen de aquella mujer en la mente... Isabella... Isabella... TĆŗ... Hija se puta. Yo, yo no soy Mariela, mi nombre es DamiĆ”n... La hija de puta se hizo la vĆctima, yo jamĆ”s le puse un dedo encima... Ahora ella quedĆ³ como la heroĆna para estas perras.
VolteĆ© al espejo... Yo, yo era una de esas perras... -¿CĆ³mo puede ser esto?- PreguntĆ© en voz alta -¿CĆ³mo carajo terminĆ© en el cuerpo de esta feminista?, El alma no existe, dios no existe... Carajo, ¿CĆ³mo pudo pasar?- Me agarraba la cara. El septum en mi nariz... el septum en la nariz de este cuerpo se sentĆa ligeramente frĆo en mis... las palmas de sus manos.
Tal vez... Tal vez la realidad es una ilusiĆ³n... SĆ, como en Matrix... Mi cĆ³digo, si es que lo puedo llamar asĆ, tal vez, se sobre-escribiĆ³ en el cuerpo o mente de esta tipa... Pero... Entonces, ¿QuĆ© hago ahora?...
Me mirĆ© al espejo... Era... Bastante linda, aunque no soy mi tipo... TenĆa unos ojos lindos, unos labios tersos... Pero mi look era peligroso, agresivo, femenino.
Me mirĆ©, con curiosidad, con cierta exploraciĆ³n en la mirada. DeslicĆ© la mano por el brassier morado que me cubrĆa, con la punta de los dedos tomĆ© la uniĆ³n de las copas y jalĆ© hacia abajo.
<<Wow... Son... Lindas, pequeƱas... QuĆ© lindas lolas tengo.>> SentĆ una especie de tensiĆ³n en los pezones. Eran ligeramente rosados, pero tenĆan tonalidades mĆ”s oscuras. Una duda inmediatamente se presentĆ³ en mi. Mire abajo, desabrochĆ© el pantalĆ³n y lo deslicĆ© hasta ver mi ropa interior.
Era un pantie negro, me gustaba mucho porque era cĆ³modo y me hacĆa sentir segura. Baje un poco para ver mĆ”s. Al parecer he decidido no depilar mi zona Ćntima desde hace dos meses, cuando la representante del colectivo nos dio una charla sobre cĆ³mo la depilaciĆ³n era una imposiciĆ³n del hombre blanco...
Pero, yo soy un hombre... O, ¿No?
Baje el pantie y descubrĆ mi vagina...
-La concha de la lo...-
Me quedĆ© viendo con asombro algo que toda mi vida habĆa visto. Mi vagina era tan nueva y tan conocida que no sabĆa exactamente a dĆ³nde estaba llegando... <<DeberĆa depilarme, Isabella decĆa que es antihigiĆ©nico...>>
VolvĆ los ojos al espejo, una imagen panorĆ”mica de una joven de no mĆ”s de 25 aƱos me devolviĆ³ la mirada... era yo, pero no era esta chica.
Me acomodĆ© la pantie y el brassier. Me sentĆ© en la cama, cerrĆ© los ojos, repire lentamente mientras repetĆa en mi mente: <<Yo soy DamiĆ”n Herrera, soy DamiĆ”n Herrera, soy DamiĆ”n Herrera...>>
CapĆtulo VI
Era extraƱo... SabĆa quien era, SĆ© que soy DamiĆ”n, pero sĆ© que no soy ese machito. Recuerdo cuando caĆ del sexto piso, pero tambiĆ©n recuerdo ver a ese machirulo aventarse por la ventana... Yo... Yo recuerdo a Isabella...
Isabella fue la causante de mi muerte, la hija de puta manipulĆ³ a todo el mundo con la finalidad de... de... mostrar su valentĆa, che, la re banco. Si mĆ”s mujeres fueran como ella y denunciaran a los pibes como ese tal DamiĆ”n, boluda, serĆamos una mĆ”quina imparable de... de... de hijas de perra siguiendo una lucha que no saben si es real. Mierda... Yo, yo crecĆ siempre siendo un buen tipo, siempre intentĆ© ser buena persona... Incluso, cuando terminĆ© con Isabella intentĆ© no ser un culero... pero... pero... ver que mis hermanas y yo hemos salido en las noticias me hace sentir tan bien y empoderada... Diosas, sĆ© que estoy en el camino correcto, el patriarcado va a caer, nos han hecho tanto daƱo con su sistema capitalista y explotador de cuerpas disidentes como el de nosotras y... ¿Diosas? Yo no creo en dioses, siempre fui un chico apasionado por la ciencia... Dios es simplemente una idea a la cual... ¿No es muy de machito pensar que dios es hombre? ¿Y si dios es una mujer trans negra?
Obviamente los machitos sis blancos ultra religiosos se llevarĆan las manos a la cabeza. Tienen la mente tan cuadrada y con tanto machismo internalizado que si una mina les dice algo serĆan capaces de agredirla. Son re homĆ³fobos, atrasĆ”n mil aƱos...
Me levantĆ©, me sentĆa enĆ©rgica. BusquĆ© mi mĆ³vil, Vale seguro lo dejĆ³ en el comedor.
Me dirigĆ hasta encontrarlo al lado de la carpetita dĆ³nde hacemos nuestras sesiones de Tarot separatista. Uy... Ahora que recuerdo no he revisado mi horĆ³scopo... DesbloqueĆ© mi telĆ©fono y procedĆ a abrir instagram. <<¿DeberĆa esperar a Vele? SĆ, ella siempre me espera para ver los horĆ³scopos>>. CerrĆ© Instagram y abrĆ TikTok. Fue sĆŗper cool ver en mi inicio los TikToks de mi amiga Vanessa. Estaba cantando una canciĆ³n que me hace llorar y super reĆr. Tipo,"Hermana, yo te banco","si tocan a una nos unimos todas". Obviamente le escribĆ:
"Vane! Hermosa! Sos la mejor, te mando un besito y sabƩs que eres la mƔs, <3"
Inmediatamente me marcĆ³ un corazoncito, entre nosotras nos damos el amor y el cariƱo que esta sociedad machista nos niega.
DespuĆ©s siguiĆ³ otro TikTok de una mina que nos enseĆ±Ć³ a cĆ³mo fabricar diamantina sĆŗper sĆŗper econĆ³mica para las marchas. Le enviĆ© un mensaje preguntando en dĆ³nde se habĆa comprado su pollera, que tenĆa, onda, una mina abrazando a otra mina que me recordĆ³ al tiro a Valentina.
Vale es como mi hermana, posta, yo darĆa mi vida por ella... El siguiente TikTok era sobre lo ocurrido en la maƱana. Una piba resubiĆ³ un fragmento de un noticiero hablando sobre la muerte de el machito ese. Obvio ella nos alentĆ³ a seguir haciendo nuestro apoyo y que juntas harĆamos temblar a toda AmĆ©rica Latina.
Ella era muy hĆ”bil, posta que tomĆ³ cada parte del fragmento del noticiero para evidenciar lo poco que esos chorros sabĆan de la perspectiva de gĆ©nero y como le daban voz a un tarado que, osea, intentaba defender al machito que agrediĆ³ a Isabella.
"Fernando Carbonell, era amigo Ćntimo de DamiĆ”n H." DecĆa la leyenda bajo el tarado.
"Ćl era inocente, Ć©l nunca habrĆa nada malo contra nadie. Siempre fue un gran amigo, y no era un violador ni un acosador..." DecĆa el tipo, osea, segĆŗn haciĆ©ndose la vĆctima ¡Por favor! Sus comentarios ni al caso ¿EntendĆ©s?
"Yo era su amigo desde que Ć©ramos niƱos, y siempre me apoyĆ³ cuando lo necesitaba... Pero esa... Isabella... Era una tĆ³xica de mucho cuidado, sĆ© que estĆ” mintiendo. La sangre de DamiĆ”n estĆ” en sus manos."
¿QuĆ©? ¿Vos estĆ”s escuchando a ese taradito? ¿Decirle a Isabella tĆ³xica? Siendo ella la vĆctima no hace mĆ”s que mostrar ese taradito que es un machista encubridor. Ćl es el estereotipo de macho que esta sociedad alienta... No, mirĆ”, osea, me re molesta que un noticiero le de voz a un encubridor machito sis cuando deberĆamos de visibilizar a las vĆctimas como Isabella, menos mal estĆ” mina lo va a destrozar, ese machito quedarĆ” aplastado...
"SĆ³lo espero que DamiĆ”n nunca olvide, estĆ© donde estĆ©, que yo harĆ© hasta lo imposible para limpiar su nombre. Porque somos amigos... Hermanos, en esta vida y en la otra..."
Yo... ¿Por quĆ© me siento tan conmovida por las palabras de este machirulo?... Mi, mi cabeza... Yo, ¿Por quĆ© siento algo dentro de mi cabeza?... Ah... DeberĆa marcarle a Valentina y decirle que me traiga algo para la cabeza... ¿SerĆ” algo relacionado a lo que me pasĆ³ en la manifestaciĆ³n? Le dirĆ© a Vale que compre algo y que maƱana me acompaƱe a ver a una doctora.
<<TendrƩ que ser re delicada para que no se preocupe.>> TomƩ mi celular y le marquƩ a mi hermanita. -Dale, conteatƔ... <<El tono de llamada de vale siempre me relaja.>>
El nĆŗmero que estĆ” marcando, no estĆ” disponible
-Vamos, Vale... Espero que estĆ©s bien, hermanita... En ese momento empecĆ© a sentir una especie de peso en el cuerpo, sobre todo en la parte del pecho. <<Hermanita... Hermano... Hermanos en esta vida y en la otra...>> -¿QuĆ©? ¿QuĆ© me estĆ” pasando? ¿Fernando?... Yo... Yo no conozco a ese machito...-
<<Tal vez tĆŗ no... Pero yo sĆ...>>
-¿QuiĆ©n dijo eso? ¡QuiĆ©n sos!- SentĆ mucho miedo... Esa voz, era la de un hombre... ¿De dĆ³nde viene? -¿QuiĆ©n sos? ¿QuĆ© sos?-
<<Yo... Yo soy DamiĆ”n... Y tĆŗ... TĆŗ eres una de las hijas de puta que me acosĆ³.>>
-No, eso no...-
<<No sĆ© por quĆ© terminĆ© aquĆ, pero cuando pensĆ© que perdĆ el control vĆ a mi hermano...>>
-¡SalĆ de mi cabeza, machito!- GritĆ© con todas mis fuerzas mientras tapaba mis oĆdos.
El dolor en mi cabeza me hizo cerrar los ojos... Ese machito hijo se la re mil estaba haciĆ©ndome algo. ¿CĆ³mo? ¿CĆ³mo es posible?
<<TĆŗ... TĆŗ me serĆ”s de utilidad.>>
-CallĆ”te, machito, ¡yo no te ayudarĆ© en nada! No soy la esclava de nadie, yo no harĆ© nada por tĆ. Soy una mujer libre, ¡Libre! ¿Escuchaste?-
<<No te necesito a ti; necesito tu cuerpo... Necesito venganza...>>> En ese momento quedƩ helada... Mi cuerpo se puso como una piedra...
<<¿QuĆ©? ¿QuĆ© me hiciste, idiota?>>
<<Un cuerpo no puede albergar a dos conciencias, uno de los dos se tendrƔ que ir. TendrƩ que tomar el control completo de tu cuerpo>>
<<¡EstĆ”s loco si pensĆ”s que te dejarĆ© hacerlo!>> TenĆa miedo... De alguna manera ese machito estaba aquĆ, ¿EstarĆ© soƱando? No, boluda, serĆ” una pesadilla... ¿CĆ³mo despierto?
<<Es que no lo entiendes... TĆŗ fuiste cĆ³mplice de mi muerte; el que yo estĆ© aquĆ ahora no es casualidad. Ahora lo veo...>>
<<Vos sos un violador, obvio te tenĆ©s que morir, maldito machito, ¿SabĆ©s cuĆ”ntas mujeres sufren de violaciĆ³n? Sos solo uno menos, ¿CaptĆ”s?, ¡Sos solo uno menos!
<<¡Yo no soy un violador!>>
<<¡Si lo sos! ¡EntendĆ©, pendejito! Eres un violador!>> <<¡Suficiente!>>
Mi cuerpo empezĆ³ a convulsionar, mi corazĆ³n latĆa fuertemente y un fuerte terror se apoderĆ³ de mĆ.
...
Un lago de aguas negras se posaba sobre mis pies. No habĆa cielo, no habĆa sol ni estrellas.
AhĆ estaba, parada, inmĆ³vil. SentĆa una sensaciĆ³n rara, pausada, callada.
Un tipo estaba frente a mĆ, el machirulo que se matĆ³ en la manifestaciĆ³n. <<Esto debe ser una pesadilla>> me decĆa a mĆ misma intentando calmarme.
Ćl se acercĆ³, pero yo no podĆa gritar, no me podĆa mover. Se movĆa lento, casi en cĆ”mara lenta. IntentĆ© decir algo, pedirle que se fuera, que me dejara sola.
<<¡AlejĆ”te, idiota, alejĆ”te!>>
-No te preocupes, cuidarĆ© bien de tu cuerpo.- Dijo el tipo mientras sonreĆa.
Su sonrisa era terrible, me estaba muriendo de miedo. ¡Esa es la sonrisa que tenĆa ese hijo de puta de Antonio!; Mi ex... Un maldito machista maltratador que abusĆ³ de mĆ... <<¿Por quĆ© tengo que ver esto de nuevo?>> <<¡Diosas, ayĆŗdeme! ¡DespertĆ”, Mariela, despertĆ”!>>
En ese momento el tipo introdujo su mano en mi vientre. Una sensaciĆ³n de hormigueo empezĆ³ a recorrer mi cuerpo, poco a poco su mano se fue introduciendo dentro de mĆ. Me estaba muriendo, sentĆa que poco a poco desaparecĆa,,,
<<¡ParĆ”! ¡ParĆ”! ¡Por favor!>> Sus ojos estaban llenos de ira, de dolor... <<¿Por quĆ© me haces esto a mĆ? ¡Yo no hice nada malo! ¡Sos un maldito monstruo!
Su mano entrĆ³ completamente en mĆ... IntentĆ© con todas mis fuerzas moverme, pero no podĆa... Simplemente no podĆa...
<<¿Que no hiciste nada malo?... ¡Mientes! JamĆ”s te importĆ³ si quiera cuestionar si era inocente o no, simplemente seguiste el cuento de una mentirosa.>> Dijo el tipo con odio en su garganta.
<<A las minas se les tiene que creer, ¡ella no estaba mintiendo, sĆ© que decĆa la verdad!>>
Su cabeza golpeĆ³ mi pecho y sentĆ como, poco a poco, iba entrando.
<<No, no... ¡SalĆ! ¡Por favor! ¡Lo siento! ¡Ya, lo siento!, ¡Por favor, salĆ!, ¡SalĆ!>>
Todo su cuerpo entrĆ³ en el mĆo, sentĆa como mi corazĆ³n latĆa, sentĆa como algo estaba a nada de derramarse... <<¡No! ¡No! ¡Por favor... CuidĆ” a Valentina! ¡CuidĆ” a Valentina! ¡CuidĆ” a mĆ hermanita!>>
...
"Abajo el patriarcado, se va a caer, se va a caer. Arriba el feminismo, que va a vencer, que va a vencer. Arriba el feminismo, que va a vencer, que va a vencer."
Un telĆ©fono sonaba sobre una mesa de centro blanca, con el nombre "Vale", con un icĆ³nico tono de llamada. Un poco de saliva estaba deslizĆ”ndose por mi barbilla. Me reincorporĆ© mientras secaba con mi mano izquierda y tomaba el celular con la mano derecha. DeslicĆ© mi dedo para contestar la llamada.
-¿AlĆ³, mari?, disculpĆ”, no podĆa contestar porque estaba cargando las bolsas. ¿Todo bien? ¿NecesitĆ”s algo?- -Hola, Vale. No, sĆ³lo era para decirte que ya me sentĆa mejor...-
-Oh, quĆ© bueno, hermosa. ¿Cuando estĆ© en el piso revisamos nuestros horĆ³scopos para la semana?- -Obvio, hermosa, obvio...-
-Ya, Mari, entonces te veo en un rato. ¿PodĆ©s ir preparando la ensalada? Ya llevo el pan y las tostadas.-
-Obvio sĆ, Vale, andĆ” con cuidado.-
-Vale, chao, besito.-
-Chao...-
Me levantƩ, respirƩ hondo y puse mis manos en la cara... -Oh... Mariela, tu cuerpo me serƔ de utilidad, y tus recuerdos serƔn la llave que necesito para poder consumar mi venganza... Pero primero, bueno, tendrƩ que contactar con Fernando.-
NOTA DEL EDITOR: ¿QuĆ© puedo decir de esta historia? es genial! , permite explorar un concepto tabĆŗ con temas delicados como el feminismo, incluso podrĆa convertirse en una apologĆa. Si la autora de la historia llega a leer esto alguna vez: Tienes talento! Solo espero que algĆŗn dĆa la autora Brendan Calman puede mostrar mĆ”s de su trabajo al continuar esta interesante historia.
Esta historia viene de otro blog si mal no recuerdo aĆŗn espero la siguiente pĆ”rate pero estoy de acuerdo de hecho es algo que poco leo en estos blogs y me pareciĆ³ interesante de leer la verdad
ResponderEliminar¿Subiras la parte dos??
ResponderEliminarMe gusto mucho la historia, creo que desperte un nuevo fetiche
ResponderEliminarWowww, que buena historia, espero que saques la parte dos
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